Hace 3 años abrí mi clínica podológica, un espacio concebido con todo el cariño y esfuerzo, fruto de años de ahorro y dedicación. Mi sueño era crear un lugar donde la salud y el bienestar de las personas fueran atendidos con profesionalismo y calidez. Cada detalle reflejaba mi pasión: desde la acogedora sala de espera hasta los instrumentos cuidadosamente seleccionados. Sin embargo, el 29 de octubre, la DANA desbordó su furia sobre mi ciudad, y lo que una vez fue espacio de salud quedó destruido. Aunque el fango se llevó mi esfuerzo, mi ilusión y mi vocación siguen intactas, esperando el momento de reconstruir y volver a caminar hacia adelante.