Hace año y medio, mi marido y yo decidimos dar un gran paso juntos y abrir nuestra propia clínica dental. Con esfuerzo, dedicación y una gran inversión, creamos un espacio en el que nos propusimos ofrecer una odontología de calidad, cercana y distinta. Con el tiempo, logramos ganarnos la confianza de nuestros pacientes y proyectábamos un futuro prometedor. Sin embargo, en solo unos minutos, el agua nos lo arrebató todo. Somos la clínica con mayor afectación en la zona y hemos perdido absolutamente todo. Nos sentimos devastados, pero no queremos rendirnos. Necesitamos ayuda para levantar nuevamente nuestro negocio, para poder seguir ofreciendo el cuidado y el cariño que tanto significan para nosotros y para nuestros pacientes.