Mi peluquería es mi vida, un sueño que levanté con esfuerzo durante casi ocho años. Aquí no solo peinaba; creaba un espacio de confianza para cada persona que cruzaba la puerta. Pero después de la Dana, todo se desvaneció en un instante, dejando solo recuerdos. Aun así, mi pasión y amor por este lugar siguen vivos. Aunque haya perdido todo, estoy decidido a reconstruir y devolverle a mi comunidad el rincón de belleza y cuidado que siempre ha sido mi peluquería.