Soy María Alarcón. Hace 18 años monté mi óptica en el pueblo de Chiva, una localidad muy afectada por las últimas inundaciones. Una pequeña óptica donde el diseño, la calidad y el producto diferente era nuestra seña de identidad. Junto con mi compañera Marta, trabajábamos con un especial cuidado por la salud visual y buscábamos un producto diferente, personal y especial como cada uno de nuestros pacientes. Desde hace unos años, estábamos especialmente formadas en el área de terapia visual, ayudando a los más pequeños y no tan pequeños con problemas visuales. Después de esta dura DANA, hemos perdido todo lo conseguido durante toda nuestra vida ya que nuestra óptica se inundó completamente, haciendo inservible todo lo que teníamos: productos, maquinaria, mobiliario…, y los más importante, los recuerdos de toda una vida.