Quiero compartir el profundo dolor que estoy sintiendo en este momento. He perdido mi negocio, la óptica que monté cuando tenía solo 22 años, siendo poco más que una niña, y que construí con muchísimo esfuerzo y sacrificio, llegando incluso a hipotecar la casa de mis padres para sacarla adelante. Desde entonces, he dedicado más horas a esta óptica que incluso a mis propios hijos, trabajando junto con mi equipo para convertirla en un centro de referencia en salud visual para toda la gente de Paiporta. Este pasado agosto, aposté de nuevo por mejorarla, haciendo una reforma completa para actualizar el espacio y ofrecer aún mejores servicios a todos los vecinos. Y hoy, tras la DANA, ver todo ese esfuerzo destruido me deja desolada. Pero lo que más me duele es no poder ayudar a la gente que ahora está sin gafas y que me llama pidiendo ayuda. Siento que les estoy fallando justo cuando más me necesitan. Aun así, quiero que sepan que estoy aquí para darles todo mi apoyo y para ayudar en lo que pueda. Paiporta es mi hogar, y haré todo lo posible para que juntos salgamos adelante. Tania Barbera Vall